Don Manuel González Allende nació en Toro el 15 de enero de 1778, y según el cronista local Calvo Alaguero (La muy noble, muy leal y antigua ciudad de Toro), estudió Filosofía y Teología en los ya desaparecidos monasterios toresanos de San Francisco y de San Ildefonso, y Derecho en la Universidad de Salamanca, donde fue pasante de la cátedra de Filosofía; murió en Madrid el 27 de diciembre de 1847.
Al comparecer en algunas escrituras públicas, antepone a otros títulos honrosos su pertenencia al gremio y claustro de la Universidad de Salamanca; fue caballero de número de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, del Consejo de S. M., su secretario, y secretario y letrado consultor del Banco Español, de San Fernando; desempeñó importantes misiones financieras ante las Cortes de París y Londres, y en varias legislaturas fue designado diputado por Toro y Zamora. Sus discursos e intervenciones parlamentarias sobre temas jurídicos, pedagógicos, filantrópicos, comerciales y monetarios, recogidos en los Diarios de Sesiones de las Cortes de 1820 y1821, así como en los de las Constituyentes de 1835, de acuerdo con las reseñas publicadas por Palacios Morini (La fundación González Allende) patentizan las convicciones democráticas de esta personalidad, su talante humanitario y su decidida posición en favor de la soberanía nacional.
Posada, en su obra sobre La evolución del régimen local en España, publicada en 1910, se hace eco de sus autorizadas intervenciones como diputado en favor de la libertad electoral y del régimen representativo. Encareció las ventajas del sistema constitucional en 1821, durante el Trienio liberal, y de¬fendió la libertad de prensa. Le preocupó el estado miserable en que se hallaban las escuelas de su tiempo y el descuido estatal en el terreno educativo, solicitando que las Cortes se interesaran en la confección de nuevos planes y reglamentos de instrucción y beneficencia.
De estas preocupaciones por el fomento de la educación y del bienestar social dan buena prueba tanto el proyecto filantrópico que concibió en 1844 para proporcionar trabajo y un sustento digno a los pobres de su ciudad natal como el testamento que otorgó en Madrid el 26 de julio de 1847, poco antes de morir; sin hijos de su matrimonio ni herederos forzosos, dispone en éste que el remanente de todos sus bienes, exceptuadas algunas mandas graciosas, y muertos un primo suyo y una enigmática señora madrileña que los usufructuarán mientras vivan, se conviertan "en valores redituables del Estado y se forme con ellos una renta destinada para el sostenimiento de tres escuelas de instrucción primaria en la ciudad de Toro, dos de ellas para niños y una para niñas, con la dotación de 3.300 reales cada maestro, y el residuo de renta, si lo hubiere, se aplique para la asistencia y curación de los enfermos del Hospital General de la citada ciudad".
De D. José Navarro Telegón. Fundación "González Allende" de Toro
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